Hoy vengo con una entrada un poco diferente. Los que me seguís ya sabéis que no soy muy repostera, lo de las tartas cuquis, los cupcakes y demás no va conmigo. Yo soy más rústica, me gustan los muffins, que son pim-pam-pum, tartas de queso o similares y poco más.
Pero de vez en cuando, una vez al año, saco el delantal y le hago la tarta de cumpleaños a mi niña. Porque siempre, siempre, siempre, las tartas hechas en casa van a ser infinitamente mejores que las que puedas comprar. Aunque las compres en la mejor pastelería de la ciudad. Porque las cosas que haces en casa, llevan un ingrediente muy especial, que es el cariño.
Así que este año 2020, tan especial por la pandemia, mi niña no iba a dejar de tener su tarta, a pesar de ser una fiesta en petit comité, su padre, un amigo de la familia y yo. Este año no ha podido ser de otra manera. Y los que me conocéis sabéis que en casa tenemos costumbre de preparar algo muy especial para este día. El año que viene nos resarciremos!
La receta que os voy a compartir hoy es un clásico en Estados Unidos. La famosísima Red Velvet. Seguramente estaréis familiarizados con ella, esa tarta de bizcocho rojo y cobertura de queso blanca e inmaculada. Es una tarta que se empezó a poner verdaderamente de moda en el sur de Estados Unidos con la película "Magnolias de Acero". Que si no la habéis visto, ya estáis tardando. La cobertura original de esta tarta no es la famosa de queso crema, no. Es lo que los americanos llaman "Ermine Frosting", que básicamente es un roux de leche que se bate a alta velocidad con algo de mantequilla y azucar consiguiendo una textura similar a la nata montada pero muchísimo más estable en altas temperaturas. Cosa que tiene sentido en el Sur de los Estados Unidos.
Mi receta está basada en la receta de uno de mis blogs de repostería americana por excelencia:
Joy of Baking, si os apañais con el inglés sus vídeos son muy buenos!
Mi hija es fan incondicional del chocolate blanco, así que en vez de la crema de queso o el Ermine Frosting, he utilizado una ganache batida de chocolate blanco, pero bastante rebajada en cantidad de chocolate, lo que la hace más lígera y mucho menos empalagosa... Vamos allá!