Volvemos a la carga con una receta de pan. Y estando en la época que estamos... ¿Qué mejor que unas deliciosas monas de Pascua? Caseras 100%, sólo ingredientes naturales y mucho mimo, nos dan como resultado un pan dulce de miga suave y aromática, con ese embriagador perfume a naranja que nos trae de vuelta esos recuerdos de cuando nos íbamos al monte a comer la mona con los compañeros de clase.
He de reconocer que no es un dulce que me llame mucho la atención, de hecho, es el primer año que me lanzo a prepararlas, ya sabéis, el poder de una niña de 8 años cuando te mira y te pregunta: "mamí ¿sabes hacer monas de Pascua? Es que las que nos dan en el comedor no están nada ricas..." Pues eso, que se te cae el alma a los piés y decides darle la mejor mona de Pascua del mundo mundial. Y os prometo que el resultado vale mucho la pena. Nada que ver con las monas industriales de supermercado (incluso las de algunos hornos) pasadas de agua de azahar que casi saben a colonia. Está verdaderamente rica, de comerte un pellizco y volver a por otro, y otro más, y otro más...