martes, 25 de febrero de 2020

Crema de Brócoli, Miso y Guisantes


Llevo todo el fin de semana enferma. Amigdalitis aguda bacteriológica. Empecé el viernes con molestias en la garganta y el Sábado me toco ir de urgencias porque la cosa pintaba fea. Y tan fea! Tenía las amígdalas dignas de ser utilizadas en una de esas pelis gores de serieB. En fin, que la cosa ya va mejor después de las dosis iniciales de antibiótico para caballos prescrito por el médico de urgencias.
Y, yo no se vosotros, pero cuando estoy enferma, lo único que me apetece son platillos de esos que entonan el estómago de manera sencilla y sin grandes complicaciones.  Y si encima tienes la garganta tan hinchada que no pasa por ella ni un alfiler, lo mejor son sopicaldos y cremitas. Algo que haga de colchón a la ristra de pastillas antinflamatorias, analgésicas, antipiréticas y antibióticas que van a montar su cuartel general en tu estómago.
A veces Pinterest, en su infinita sabiduría (serán las horas que le echo al día mirando!), me regala con sugerencias tan interesantes como esta que os traigo, de una blogera de ascendencia asiática, Monique, con su blog Nourish Everyday
Y aquí entra nuestra protagonista de hoy, esta crema de brócoli y guisantes con miso. Llena de vitaminas y mucho alimento. Las que tenéis Thmx la váis a bordar, porque el triturado que alcanza esa máquina sólo lo he conseguido con una batidora de vaso de las potentes. Y con las pielecillas de los guisantes la vais  necesitar. Eso, o pasarla por el pasapurés de toda la vida!



Ingredientes (para 4 raciones hermosas)

- 500g de brocoli (sin el tronco y separado en ramilletes)
- 3 vasos de guisantes congelados (de buena calidad)
- 1 cebolla
- 2 dientes de ajo (o 1 grande)
- 1 trozo de jengibre (más o menos como cantidad de ajo)
- 3 cdas soperas de pasta de miso ( ajustar según el gusto personal)
- 1l de caldo de verduras
- 2 cdas de aceite de oliva
- Sal y pimienta

(para servir)
- 1 puñado de semillas
- 1 pizca de copos de guindilla
- 1 crema de coco

NOTA: La crema de coco es leche de coco un poco más espesa, la suelen vender en comercios asiáticos justo al lado de la leche de coco normal para usar en postres. Si no la encontráis, usar la leche de coco normal, pero sacarla al vaso de la batidora y emulsionarla de nuevo para que sea cremosa (lo más normal es que al abrir la lata esté disociada completamente, agua de coco por un lado y la pulpa por otro, y agitando la lata antes de abrir no se soluciona).
El miso que yo gasto es miso blanco (shiro miso), que es el más suave. Si el miso que conseguís o tenéis en casa es de otra variedad, ajustar en base a vuestro gusto.


Preparación:

Machacar en un mortero los ajos con un poquito de sal. Añadir el jengibre picado y seguir machacando hasta conseguir una mezcla homogénea. 


Cortar la cebolla en juliana y pochar en una cazuela de fondo grueso a fuego medio alto. Cuando empiece esté translúcida y a coger color, añadir la pasta de ajo y jengibre. Saltear todo junto un par de minutos, con cuidado de que no se queme el ajo.


Añadir ahora los ramilletes de brócoli y saltear un par de minutos más removiendo de vez en cuando.


Entonces añadir el caldo (o agua con una pastilla de concentrado) y los guisantes congelados. Dejar que vuelva a ganar temperatura y cuando vuelva a hervir, añadir el miso. Lo más fácil es coger un poco de caldo hirviendo con el cucharón, añadir ahí el miso y con una cuchara o palito disolverlo en el mismo cucharón, mezclándolo enseguida con el resto del guiso. Cocer a fuego medie, que hierva, pero suavemente, alrededor de 10 minutos. Es una cocción corta, queremos que el brócoli esté tierno, que podamos pincharlo con un tenedor, pero no que se deshaga y pierda ese maravillosos color. Queremos conseguir una crema verde brillante cargada de vitaminas y no desnaturalizar las verduras con cocciones demasiado largas.


Cuando el brócoli alcance el punto idóneo de cocción triturar todo con una batidora de pie, o si tenéis con la Thmx o una batidora de vaso potente. Las que la trituréis con la batidora de pie, probarla, si las pielecillas de los guisantes os incomodan, pasarla por el pasapuré para retirarlas y hacer la crema más fina. Si al triturar os parece muy espesa, aligerar la mezcla con un poquito más de agua o caldo de verduras hasta que tenga el espesor deseado.
Tostar en una sartén sin nada de grasa un puñado de semillas a fuego medio, hasta que empiecen a saltar y a desprender aroma, moviendo constantemente para que no se quemen. En ese momento, añadir una puntita de mantequilla, queremos glasearlas y darles más sabor. Tostar un poquito más con la mantequilla y listo. Si sois veganos, hacerlo con alguna grasita vegetal sabrosa, como la de coco.
Servir la crema en boles, acompañar con dos buenas cucharadas de crema de cococ y un poco de las semillas tostadas por encima. Espolvorear una pizca de copos de chile por encima. Deliciosa!






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