Esta receta es ideal para los niños, por lo menos la mía se chupa los dedos cada vez que se lo preparo! Como utilizo los lomos ya limpios (podéis pedírselos a vuestro pescadero o prepararlo vosotr@s en casa) es perfecto, no hay peleas con las espinas y se lo comen muy rápido!
El puntito especial se lo da la miel. Sí, miel, habéis leído bien... potencia muchísimo el sabor tan suave de la merluza. Otro factor importante es utilizar en el rebozado parte de harina de grano de trigo duro. Los del sur sabréis a qué me refiero pues las frituras en aquella zona se hacen con harina recia.
Ingredientes (para 2 personas):
- 4 lomos de merluza fresca sin espinas
- 1 huevo
- 1 cucharada de harina recia (semolina, semola rimacinata; si no tenéis, pues harina normal)
- 1 cucharada de harina normal
- 1 cucharada hermosa de miel
Preparación:
Salar los lomos y reservar. En un plato hondo batir el huevo, añadir las dos harinas y la miel y mezclar bien con un tenedor hasta deshacer todos los grumos y que quede una pasta homogénea.
Hay que conseguir una pasta espesita pero no demasiado. Lo suficiente para que al echársela por encima al pescado no escurra completamente y lo deje cubierto.
Rebozar en esa pasta el pescado y freír en abundante aceite (el mejor resultado lo he conseguido friendo el pescado en una sartén profunda con suficiente aceite para que floten) hasta que doren.
El punto ideal para degustar la merluza es quizá, para algunos, poco hecho. El pescado, al cortar, debe deshacerse en lascas ligéramente translúcidas y estar muy jugoso. Está cocinado, pero al límite. Ese es el punto perfecto (según Gordon Ramsay y estoy 100% de acuerdo con él).
Sacar a un plato con papel absorbente para eliminar el exceso de aceite y servir con un buen chorro de limón.
Casi como los nuggets de pollo pero en pescado, de empezar y no parar! Y si los probáis con guacamole casero...
A ver si lo pruebo mañana
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